viernes, 8 de agosto de 2008

Los derechos de las personas viviendo con VIH


En muchas investigaciones se ha visto que cuando no se respetan los derechos humanos de las PVV, la epidemia crece más. Hay muchas formas de negar los derechos humanos; por ejemplo, cuando:

• no hay acceso a la educación
• no se tiene acceso a medicamentos indispensables para proteger el derecho a la vida y el derecho a la salud
• hay discriminación y se niega el derecho al trabajo
• no se respeta la vida privada, ni la confidencialidad y se pierde la dignidad.

Con frecuencia se rodea el tema del SIDA con silencio, tabúes e ideas erróneas porque está relacionado con la vida privada e íntima de las personas. Cuando eso sucede, muchos factores pueden hacer que los y las jóvenes vean limitado su pleno ejercicio de los derechos humanos, como el derecho a estar informados. Esto hace que estén más expuestos a adquirir el VIH o que sufran innecesariamente si ya están viviendo con el virus.

Puede consultar el Anexo III que contiene la Cartilla sobre Derechos humanos de las personas viviendo con VIH que se elaboró en México en १९९२. En este documento participaron muchas personas y organizaciones, entre ellas el grupo GIS-SIDA, Mexicanos contra el SIDA y el Consejo Nacional para la Prevención y Control del VIH y SIDA (CONASIDA). Se basa en los derechos ya recogidos por la Constitución General de la República y fue aprobado por la Comisión Nacional de Derechos humanos en abril de 1992.

(Puedes utilizar las dinámicas 3, 11, 15, 16, 17, 18, 19 y 21 para compartir la información anterior)

jueves, 7 de agosto de 2008

• Los derechos humanos y las mujeres

En el caso de las mujeres, y más si son jóvenes, los riesgos aumentan pues con mucha frecuencia sus derechos humanos son violados. Como a menudo se piensa que no deben saber ni hablar de sexualidad, no tienen acceso ni a la información ni a una educación que les permita tener una salud sexual y reproductiva. Y si quieren buscar información a veces son mal vistas। Otro factor importante es la violencia en la casa, pues muchas mujeres son incluso forzadas a tener relaciones sexuales o a tenerlas sin protección.

Pero la violación de los derechos humanos de las mujeres no se da solamente en cuanto a la vida sexual, sino sobre todo en la vida cotidiana. Cada vez que negamos el derecho a elegir, a informarse, a expresarse libremente, a preguntar las dudas, cada vez que marginamos y degradamos a otras personas, cada vez que ofendemos, estamos violando los derechos humanos.

Un ejercicio muy interesante es que tanto entre mujeres y varones como entre personas del mismo sexo, nos platiquemos cómo nos sentimos con las cosas que vivimos cada día, cómo podemos hacer para respetarnos, respetar los derechos humanos de cada persona y hacer frente a la discriminación de los derechos humanos. Y también, cómo hablar con las personas que no respetan los derechos humanos, para que conozcan la importancia que tienen; incluso, para que puedan aprender a respetar sus propios derechos y los de otras personas.

En el caso de las mujeres tenemos mucho trabajo que hacer para cambiar muchas ideas absurdas. Pensemos, por ejemplo, en cuántas expresiones tenemos en nuestro lenguaje donde usamos la palabra “mujer” para ofender: “No llores, pareces una mujer”; “Yo no hago esas cosas porque son de mujeres”, etc.

Los matrimonios forzados, el maltrato en los hospitales, escuelas y otras instituciones; que la mujer esté obligada a realizar ciertas tareas y el varón no (por ejemplo el quehacer de la casa); que las mujeres no puedan decidir sobre su vida sexual y tengan que aceptar tener relaciones cuando y como su pareja diga; que las mujeres se sientan frustradas porque no tienen trabajos bien pagados; que no les den trabajo si están embarazadas, etc. Todas esas son formas de violación a los derechos humanos y son cosas que tenemos que cambiar ya, para poder crear condiciones más equitativas entre mujeres y varones y poder hacer frente al SIDA.

Podemos hacer la diferencia cambiando nuestra forma de pensar y nuestras acciones. Para no estigmatizar ni discriminar hay reflexionar la información y también nuestros prejuicios. Cuando uno tiene información en vez de prejuicios puede tener conocimiento y comprometerse a apoyar a otras personas.

(Puedes utilizar las dinámicas 3, 8, 13, 11, 15, 16, y 21.)

miércoles, 23 de julio de 2008


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